Pese a que el nivel del río Iguazú bajó, la fuerza del agua derribó una de las pasarelas que lleva a la Garganta del Diablo, la cual continuará cerrada durante casi dos semanas.
La crecida de los ríos Paraná e Iguazú es la mayor en los últimos 16 años, producto de las intensas lluvias caídas en el sur de Brasil.
Las Cataratas alcanzaron un caudal de 14.300 metros cúbicos por segundo, un valor once veces superior al que se registra usualmente en el río Iguazú.
Las provincias argentinas que limitan con el río Paraná se mantienen alerta debido a una posible evacuación si el río vuelve a subir aún más de lo esperado.
Pese a todo, el sistema del parque Iguazú no ha sufrido ningún daño, salvo la pasarela nombrada al inicio. Igualmente, cuando el río baje se deberán controlar todas las estructuras ya que es posible que algún material se haya desprendido.
Actualmente el río continúa bajando, ya que las lluvias han cesado y por ello se espera que todo continúe con normalidad.